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lunes, 13 de junio de 2011

OBJETIVOS Y METAS HACEN DEL PERÚ, UN PAÍS MÁS ORDENADO.


Barandas y señalización.

Por:  Economista Richard Webb (*).


El país es otro desde la llegada de las barandas y la señalización. 
Afectan casi todos los aspectos de la vida. 
En las ciudades y en las carreteras, el tránsito se marca ahora con líneas amarillas, semáforos, cámaras espía y señalizaciones que regulan el tráfico de Lima no solo en San Borja y Miraflores, sino también en San Juan de Lurigancho y Villa El Salvador. Los parques lucen cercos, barandas y hasta avisos de no pisar el pasto, y los lugares públicos avisos que prohíben fumar.
Las empresas no se han salvado de esta nueva cultura limitativa. Hoy, todo es certificación. Los productos deben cumplir requisitos sanitarios y someterse a evaluaciones de calidad efectuadas por laboratorios y consultores especializados. Otros consultores evalúan si la empresa es un ‘great place to work’ (buen lugar para trabajar) y si califica para las normas del “comercio justo” y de producción orgánica. Y el empresario debe cumplir con estándares de responsabilidad social, protegiendo el medio ambiente y dando la mano a las comunidades en donde opera.
Pero donde más fuerte ha pegado la ola restrictiva es en el Estado. Cada año es sometido a una multiplicidad de evaluaciones. Índices de competitividad económica calculados por gnomos invisibles en Suiza nos ponen una nota según nuestra capacidad para atraer inversión y competir con otros países. Otras evaluaciones miden la reducción de la pobreza, el logro educativo de las escuelas, la transparencia, el éxito en la lucha anticorrupción, la protección de los bienes culturales, el cumplimiento de los derechos humanos, incluyendo los de grupos minoritarios como los indígenas y los discapacitados. Además, el Estado es vigilado por un mercado potente y nervioso, que evalúa a diario cada acto de las autoridades y amenaza con castigar cualquier desliz con abruptas y potentes sanciones. Un esquema rígido de objetivos económicos facilita la vigilancia, como los que fija el Marco Macroeconómico Multianual para la ejecución fiscal, el precio del dólar, la creación de empleo y el crecimiento económico, además de la meta de inflación del BCRP
Y como hemos visto en la historia reciente, los instrumentos de grabación de audio y video han reforzado la fiscalización.
Un resultado es el surgimiento de profesiones antes poco cotizadas, como la estadística, antropología, sociología y comunicación social. Pero el resultado principal es que somos menos libres. Está desapareciendo el Perú donde cada uno –gobernantes o gobernados– hacía lo que le daba la gana y, me atrevo a pensar, naciendo un país más ordenado.

(*) DIRECTOR DEL INSTITUTO DEL PERÚ, USMP.

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