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domingo, 11 de septiembre de 2011

Para institucionalizar más la democracia es urgente penalizar el populismo económico y político de los gobiernos.

LA ECONOMÍA ES FÁCIL CON FINANCIALcapital.
                                                                     

                                                                           

Ex-Presidente Toledo: "Si la democracia representativa no mejora las condiciones de vida de la población, se larva la impaciencia".

Economista Alejandro Toledo.(*)



Hoy se cumple el décimo aniversario de la aprobación de la Carta Democrática Interamericana por la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA). La carta es una suerte de constitución de la legitimidad y estabilidad de la democracia en las Américas, que nació a iniciativa del Perú el 11 de setiembre del 2001, el mismo día en el que las Torres Gemelas del World Trade Center eran derribadas en el centro de Manhattan. A esa hora me encontraba con el secretario de Estado de Estados Unidos, Colin Powell, desayunando en Palacio de Gobierno. Paradojas de la vida. Por la mañana, la democracia era víctima del terror y por la tarde, desde América Latina, surgía un instrumento para salvaguardarla.
REFLEXIONES
Para hacer un balance del nivel de eficacia de la Carta Democrática, hemos organizado con el Centro Global para el Desarrollo y la Democracia la VI Cumbre de Ex Presidentes de América Latina. El presidente Humala ha tenido la deferencia de acompañarnos y reflexionar juntos sobre el derrotero de la democracia en la región.
Empecemos por lo básico: La democracia es un régimen de gobierno y una modalidad de organización del Estado. Su definición puede ser compleja y discutida en el ámbito de la teoría política. Pero sus componentes esenciales son claros: estado de Derecho, división de poderes, elecciones libres y justas para elegir a los gobernantes, pluralidad de partidos políticos, alternancia en el poder, libertad de expresión y de prensa, libre asociación de los ciudadanos con fines políticos, vigencia y respeto de los derechos humanos. Desde hace casi treinta años, los gobiernos de la región cumplen –en intensidad diversa– algunos de estos parámetros. Otros, qué duda cabe, vienen siendo duramente presionados, cuando no abiertamente vulnerados.
La experiencia peruana en la reconquista de su democracia fue crucial en la inspiración y formación del espíritu de la Carta Democrática. Mi gobierno no solo fue el producto de elecciones libres y justas. Fue el resultado de las luchas del pueblo peruano, de una gran alianza democrática de partidos políticos, movimientos sociales, regionales y juveniles, de la prensa libre y de las conciencias democráticas del Perú que lucharon contra una dictadura que a partir del 5 de abril del año 1992 alteró el orden democrático en el Perú. Quizás por esta razón, ni bien asumí el gobierno, la negociación de la Carta Democrática fue la primera prioridad que puse en agenda.
LIBERTADES Y DESARROLLO
Uno de los aportes más novedosos de este nuevo instrumento jurídico de la OEA es el de haber vinculado el fortalecimiento y preservación de la institucionalidad democrática no solo a los derechos humanos, civiles y políticos, sino también a las tareas del desarrollo económico y social y a la lucha contra la pobreza. Por eso, afirma que la democracia y el desarrollo económico y social son interdependientes y se refuerzan mutuamente. Si bien las bases ideológicas y políticas de la filiación democrática parecen sólidamente implantadas en los partidos, los movimientos políticos, las élites intelectuales y la opinión pública, no sucede lo mismo con los cimientos sociológicos y económicos de la democracia. Cada vez más, son los gobiernos –libre y legítimamente elegidos–, los que tienen que enfrentar difíciles y complejas crisis políticas a partir de conmociones económicas o sociales, donde la población, angustiada por la pobreza, la carencia de empleo y la desilusión por los magros resultados en la redistribución del ingreso, presiona fuertemente a la estabilidad del sistema político.
La interacción de la política y la economía ha cambiado. La ciudadanía se expresa en forma más directa sobre lo que quiere. Miremos, si no, el empuje de las nuevas tecnologías de la información en las demandas ciudadanas en otras regiones del mundo. En ese sentido será muy ilustrativo escuchar al creador de la Wikipedia, Jimmy Wales, y su visión del impacto de las TIC en la sociedad y la política. El fondo del asunto es, creo yo, que si la democracia representativa no mejora las condiciones de vida de la población, se larva la impaciencia.
(*) Presidente del Centro Global para el Desarrollo y la Democracia.

Fuente: