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lunes, 23 de mayo de 2011

23/05: LA POLÍTICA SOCIAL SEGÚN GERENCIA DE ESTUDIOS ECONÓMICOSDEL BANCO LÍDER DEL PERÚ.

¿Gastar más o gastar mejor?



Economista Alonso Segura Vasi. (*)




A raíz de la campaña electoral, se han incrementado las críticas a la política social en el Perú, y se menciona cada vez más la necesidad, realzada por ambos candidatos, de destinar mayores recursos a este fin, de manera de hacer más inclusivo y redistributivo el crecimiento económico del país. No hay nada que objetar sobre este loable objetivo, pero sí parece apropiado poner las cosas en perspectiva.

La última década ha mostrado un fuerte incremento del gasto público, el cual ha pasado de 13,8% del PBI en el 2001 a 16,1% en el 2010.

Pero, ¿cuánto de este gasto se ha dedicado a política social? Si bien su participación se ha reducido marginalmente en el último quinquenio, pasando de un promedio de 9,5% al 9,2% del PBI, ha sido bastante mayor al de la década previa.
Visto en nuevos soles, el gasto social ha pasado de S/. 16 mil millones en el 2000 a S/. 41 mil millones en el 2010, multiplicándose por 2,5 veces en el lapso de 10 años.
A esto debemos agregar que la definición de gasto social que se usa en el Perú excluye el gasto en inversión pública, el cual se ha más que duplicado en el último quinquenio como porcentaje del PBI, pasando de 2,9% en el 2005 a 5,9% en el 2010.
Esta fuerte subida, naturalmente, constriñe el crecimiento de otras partidas de gasto, pero en la medida en que incida en crear condiciones para un mayor crecimiento futuro de la economía, vía más y mejor infraestructura, claramente es un elemento importante en la estrategia de reducción de pobreza, así no sea parte de la definición de gasto social.

¿Significa esto que la crítica es infundada?

No necesariamente.

Los montos destinados pueden haber subido dramáticamente, pero la definición que se usa no es muy precisa, así que tampoco todo lo que aparece como gasto social realmente lo es. Más aún, la calidad del gasto sigue siendo relativamente deficiente y acá hay mucho por mejorar. Para este fin, se debe continuar difundiendo el uso de presupuestos por resultados, es decir, programas focalizados en atender a segmentos específicos de la población en situación de pobreza, donde haya una necesidad o falencia identificada, de manera que las transferencias estén condicionadas a acciones de los beneficiarios que les permitan ir superando dichas necesidades de manera sostenible. El uso de evaluaciones independientes, clave en este tipo de programas, desde el diseño hasta la medición del impacto, permite que se minimicen filtraciones, es decir, evitar que los recursos terminen beneficiando a segmentos de la población que no los necesitan.

¿Es que la solución no pasa por gastar más?

Lamentablemente, y como señalamos previamente, el gasto público, al igual que el gasto social, han crecido dramáticamente en los últimos años, y el próximo gobierno va a heredar las cuentas fiscales en posición ligeramente deficitaria, pese a ingresos récord por nuestras exportaciones tradicionales.

Si tomamos en cuenta que las tasas impositivas en el Perú ya son elevadas, en comparación a otros países de la región, al tomar la carga tributaria directa más la indirecta, la solución facilista de subir impuestos, más allá de alguno puntual, no es realista. Reducir la evasión y eliminar exoneraciones es el camino correcto, pero sería engañarse pensar que por esta vía se van a generar significativos recursos fiscales en el corto plazo. Esto significa que el nuevo gobierno va a encontrar poco espacio para incrementar el gasto, con lo cual lo prudente y viable (fiscalmente) es más bien reasignarlo, y seguir trabajando por mejorar su calidad. Resulta particularmente importante, además, en este esfuerzo, el invertir en capital humano, lo que permite mejorar la productividad de la mano de obra y, por tanto, su capacidad de generar mayores ingresos, mecanismo autosostenible para salir de la pobreza. Esto se logra con mejores políticas educativas y de salud, pero recordando que no cualquier gasto en estos rubros, contribuye al objetivo deseado.

Finalmente, no olvidemos un factor esencial: el crecimiento económico es el mecanismo más efectivo para reducir la pobreza. Si no, veamos las últimas cifras anunciadas por el INEI. Las políticas sociales cumplen un rol importante y necesario, pero complementario, de acelerar el proceso redistributivo. El reto del próximo gobierno será, entonces, sostener la expansión económica, y solo a partir de allí afinar la política social. Recordemos que no hay redistribución sin crecimiento.

(*)Gerente de Estudios Económicos del Banco de Crédito BCP.

FUENTE: www.gestion.pe

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