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martes, 2 de noviembre de 2010

02/11:SISTEMA NACIONAL DE PENSIONES DEL PERÚ Y EUROPA.

EL SISTEMA NACIONAL DE PENSIONES EN EL PERÚ: SITUACIÓN Y PERSPECTIVAS.(*)

La reforma del sistema de pensiones primero en Grecia, ahora en Francia y próximamente en España debe llamarnos a la reflexión sobre lo que está pasando en el mundo entero.

Las reformas en los dos primeros países en general elevan la edad de jubilación de 60 a 62 años, por eso, las olas de protesta lograron paralizar a gran parte de la actividad productiva y de servicios.

A pesar de que las reformas se caían de maduras, debemos reconocer que la clase política de estas naciones pudo sobreponerse a la fuerte presión social. Podríamos citar una frase muy interesante del filósofo francés Bernard-Henri-Lévy en el Primer Congreso de Mentes Brillantes, que se clausuró recientemente en Málaga, España: "La reforma de las pensiones en Francia, que ha provocado una sucesión de huelgas generales en el país, es inevitable aunque pueda resultar incómoda. No es una cuestión de razón, es una cuestión, desgraciadamente, de necesidad".

En España, su ministro de Trabajo, Valeriano Gómez, ha reconocido que la principal reforma pendiente de ejecución es la pensionaria.
La propuesta del Gobierno español es más agresiva, plantean subir la edad de jubilación a 66 años, incluso, el pasado 22 de octubre su propio Instituto de Estudios Económicos (IEE) ha propuesto que la nueva edad para jubilarse sean los 70 años de edad. El debate alcanzará también los años de aportes necesarios de acceder a este derecho, así sea a una pensión adelantada.



Hay grandes diferencias en materia de sistemas de pensiones, en la mayoría de los sistema europeos el promedio de aportación no baja de 30 años para poderse jubilar, además no hay informalidad laboral y existe alta presión tributaria.

En el Perú, apenas llegamos a los 20 años de aportaciones, con una alta tasa de informalidad laboral y con una de las presiones tributarias más bajas de la región.


El resultado en Europa son pensiones atractivas con amplia cobertura, que motivan a dejar de trabajar, en el Perú esta situación no se reproduce. A pesar de esto, hay factores comunes a ambas realidades que están obligando ejecutar la reforma a los sistemas de pensiones que administran un fondo común con carácter solidario como los europeos y el Sistema Nacional de Pensiones (SNP) de Perú.



La demográfía, cada vez la gente vive más tiempo, los datos promedio mundiales indican que un niño nacido en 1960 podía esperar vivir 52 años. Hoy su expectativa es de 69 años.

Y a mediados de siglo es probable que se eleve a más de 70. Para los sistemas de pensiones esto se traduce en obligaciones por períodos más largos por cada adulto mayor.


Por otra parte, la caída de la natalidad, en 1960 hubo 33 nacimientos por cada mil habitantes. Este número se ha reducido a 20 y se espera que disminuya más a medida que las personas en los países en desarrollo tengan menos hijos. Para un sistema de pensiones esto significará disponer de menores recursos en materia de recaudación, lo que obligará al Estado a destinar más recursos del fisco para cumplir con sus pensionistas.

Por último, tenemos el aumento del gasto fiscal, cada año los Gobiernos tienen la obligación de retornarles a sus ciudadanos buenos servicios en salud, educación, saneamiento. Pero también está la conciencia del Estado por cumplir con una población sensible como la adulta mayor.
Identificada la necesidad, es mejor tomar las medidas ahora, para que la reforma del SNP esté incluida en la política de asistencia social del país.

Eso sí, rescatando las palabras de Valeriano Gómez, la reforma debe ser consensuada en lo político y lo social para asegurar su viabilidad y éxito.

(*): JOSÉ LUIS CHIRINOS. Jefe de la Oficina Nacional Previsional - ONP.

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