Buscar este blog

lunes, 25 de abril de 2011

25/04: #PERÚ: MÁS #PRODUCTIVIDAD, #INVERSIÓN E "IGUALAR A TODOS HACIA ARRIBA"

A CONTINUACIÓN LA OPINIÓN DEL INGENIERO PERUANO UNI, AUGUSTO BLACKER MILLER, EX MINISTRO DE RELACIONES EXTERIORES Y PRESIDENTE DEL CONSEJO DE MINISTROS.
FUE, ASIMISMO, EX PRESIDENTE DEL BANCO DE LA NACIÓN DEL PERÚ. Y, ES UN DESTACADO EMPRESARIO DEL ÁMBITO FINANCIERO MUNDIAL.





ENCRUCIJADA



El país se encuentra en una encrucijada. Es cierto que el trabajo y el éxito de los últimos gobiernos, en lo que respecta a mejorar el nivel de vida de los más pobres del Perú, no se compara ni acerca, a las utilidades y ventajas logradas en las últimas dos décadas (y desde mucho antes también) por aquellos que detentan el poder. El consumo conspícuo y exagerado de los que más tienen, ciertamente insulta la pobreza, falta de educación, salud, e infraestructura, en la que vive y se maneja el “pueblo” peruano. La votación por Humala muestra por tanto, el grado de hartazgo que la población mayoritaria del país tiene respecto a las formas, modos, y diferencias, con que este ha sido manejado desde hace mucho; y, que ahora, los medios de comunicación social se lo hacen más claro y patente cada día.

El Gral. Velazco Alvarado fue el primero, en los últimos 40 años, en hacernos llegar y representar el deseo de los más pobres del Perú tratando de igualar a todos “hacia abajo”. Luego de ese gobierno militar, que dejó al Perú y a sus habitantes descapitalizados, enfrentados, y más pobres; el segundo gobierno de Belaúnde no mejoró grandemente la situación permitiendo además, el inicio del terrorismo de Sendero Luminoso; y, el primero de García instituyó todo lo malo e incorrecto que una supuesta democracia podía tolerar, además de regalarnos con la hiper-inflación que empobreció aun más a los que menos tenían y menos podían protegerse, así como, obsequiarnos con la pérdida del poder político sobre casi el 50% del territorio nacional que, hacia fines de su “gobierno”, era controlado por Abimael Guzmán.

Esto es, desde 1968 hasta 1990, la economía peruana estuvo en una situación de “caída libre”, el poder adquisitivo de la población decreció significativamente, y sus efectos terminaron por pauperizar a los más pobres. La expresión social de dicho periodo fue la consolidación del terrorismo, el incremento del narcotráfico, la profundización de la corrupción, y la entrada al nivel de pobreza de más del 50% de la población. Esto es, el país retrocedió económicamente, su estructura social se fragmentó, no hubo un verdadero desarrollo educativo y político de la población, y, para hacer la situación aun más precaria, sus servicios sociales -educación, salud, protección contra el desempleo, entrenamiento para el trabajo y otros- se deterioraron grandemente o nunca existieron.

Fue en ese escenario de crisis económica, hiperinflación y terrorismo desatado, que Alberto Fujimori inicio su primer período de gobierno. Curiosamente, vale la pena recordar que algunos de los más conspicuos técnicos del humalismo actual, también trataron de coparlo durante el período previo a su instalación como Presidente pero, inteligentemente, se deshizo de ellos antes de su juramentación. Esto es, ya existía en ese entonces, el germen de optar por una solución de izquierda extrema como respuesta a los problemas que enfrentaba el país.

Durante su primer gobierno, Fujimori sentó las bases para crear un país insertado en el consenso de naciones, un país en busca de la paz interna y externa, y un país basado en una economía abierta y competitiva, como base y sustento del crecimiento futuro que necesitábamos. Sus resultados no tardaron en llegar y sus lineamientos -así como la coyuntura internacional de altos precios para las materias primas- han sido la base del crecimiento económico mostrado por el Perú en los últimos 20 años.

Si, el gobierno de Fujimori cometió errores; y, algunos de sus líderes cayeron en actos deshonestos y corruptos. Pero, no todos sus miembros fueron o son así. Hubo gente buena, dedicada, que luchó por cambiar el esquema económico que se había privilegiado hasta entonces y que no había permitido la generación de riqueza para todos. Se decidió acabar con la “repartición de la pobreza” y eso, se logró.

Lamentablemente, el esquema económico planteado durante la primera administración de Fujimori, así como, equivocaciones en las políticas de los gobiernos siguientes que no privilegiaron el desarrollo de una mejor y mayor infraestructura social para beneficio de la población toda, tornaron insuficiente el denominado “goteo económico” del modelo, e impidieron que las clases menos privilegiadas de la población alcanzaran la “masa crítica” necesaria para lograr la tranquilidad y esperanza de futuro que requieren.

Lo anterior sin embargo, no debería ser razón suficiente para retroceder 40 años. Es cierto que hay mucho por hacer y también, por mejorar. Pero, todo ello puede y debe hacerse sin volver a entrar en una nueva lucha de clases, en la toma de medidas de fuerza o, en confiscaciones que dañan y demoran el logro del objetivo común; esto es, acelerar los cambios y acciones necesarios que el Perú requiere para lograr un justo balance social en el país. El desarrollo de un entorno que, “enseñando a la gente a pescar” no sólo les dé la infraestructura necesaria para hacerlo y progresar, sino las herramientas de protección de la salud, mejor educación, acceso al financiamiento, justicia verdadera y honesta, menor burocracia, y otras, requeridas para lograrlo.

Para competir de igual a igual a nivel mundial con otras naciones y productores de bienes y servicios, el Perú necesita, entre otras acciones, mejorar su productividad. El desarrollo de la infraestructura nacional de salud, educación, carreteras, puentes, electricidad y otros, así como, las telecomunicaciones, transportes, puertos y aeropuertos, permitiría al país mejorar drásticamente su competitividad externa. Ello también, crearía nuevas fuentes de trabajo para la población. El país necesita así mismo, propiciar la venida de inversión externa que ayude a dar mayor valor agregado a nuestros productos y servicios, así como, al desarrollo de marcas que traspasen nuestras fronteras y sean conocidas y demandadas en el exterior.

Nada de esto se podrá hacer si nuestro próximo gobierno decide enfrentar a peruanos contra peruanos, o si toma acciones rechazadas en el mundo exterior. Y, ello, pues, tales acciones llevarán al cierre de los flujos de inversión hacia el país, así como la restricción inmediata del financiamiento externo que requerimos, si verdaderamente deseamos acelerar nuestro proceso de inclusión de nuestras grandes mayorías a la economía formal.

La alternativa a lo anterior es volver a la década de los setenta, al Velazquismo, a la “repartición de la pobreza”. Época donde, el idealismo mal dirigido de algunos nunca estuvo basado en la realidad del entorno mundial del que somos parte; ni en el hecho cierto y comprobado que la política de “igualar a todos para abajo” no propicia el desarrollo …. en ninguna parte del mundo. Quienes recuerdan la época de los setentas, ciertamente, no querrán volver a ella; y, quienes son muy jóvenes para ello, deben pensar y creer que, sólo en libertad y democracia podrá el país resolver sus problemas internos. Libertad y democracia en la que la población toda debe participar. Para ello, debemos asumir nuestra responsabilidad como ciudadanos, y poner el hombro por cambiar definitivamente las circunstancias actuales. Así, podremos gradualmente resolver nuestros problemas a la vez de crear las bases para un futuro más promisorio para todos.

Augusto Blacker Miller.

Abril 2011.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Muchas gracias por tu participación. Bienvenido!!!